Cómo cambiar la ROM del móvil y por qué deberías hacerlo

Cuando compramos un teléfono móvil generalmente pocas veces surge la necesidad de ejecutar cambios significativos en el mismo. Al disponer de los últimos componentes del mercado, y considerando que el terminal está fresco y sin carga, su manejo suele resultar fluido, rápido y cómodo.

Pero conforme pasan los meses de uso, es posible que nos demos cuenta de que el rendimiento desmejora significativamente, tanto que muchos llegan a pensar que es necesario reparar el teléfono porque algo se ha dañado o insuficiente en recursos. Una de las opciones que mucha gente prueba es a cambiar la memoria del teléfono para ver si esto agiliza un poco el funcionamiento.

Pero como a veces este no es el problema, otros se decantan por cambiar piezas del teléfono como una batería nueva. Ninguna de estas opciones suele ser la más recomendable para conseguir un resultado eficaz y duradero. Por el contrario existe una alternativa mucho más sofisticada y que pocos se atreven a probar: cambiar la ROM del teléfono.

Cambiar la ROM: uno de los métodos más eficaces de reparar el teléfono y mejorar su rendimiento

YUTTANA HONGTANSAWAT || Shutterstock

Antes de explicar cómo cambiar la ROM, es importante entender qué es exactamente. Este concepto viene de Read Only Memory, es decir: memoria de solo lectura. Más concretamente, se trata de una memoria que queda almacenada en el teléfono de forma permanente en el núcleo del móvil (el sistema operativo) y solo se puede modificar con un proceso relativamente complejo al que se le denomina “flasheo”.

Hay que especificar que los terminales Apple no son “flasheables”, es decir que no se les puede cambiar su ROM. Por ello, este artículo va dirigido exclusivamente a los usuarios de Android, los cuales tienen muchísima más flexibilidad por la naturaleza “open source” de su sistema operativo.

El proceso consta generalmente de tres partes:

  1. Eliminar el bloqueo del fabricante, o lo que es lo mismo, hacer un desbloqueo OEM.
  2. Modificar el entorno de recuperación, también conocido como Recovery por una versión personalizada. Aunque esto no suele ser requisito imprescindible, como veremos más adelante
  3. Instalar la nueva ROM de preferencia.

Eliminando el bloqueo del fabricante

Como cada terminal es un mundo no vamos a explicar los pasos exactos, sino la teoría detrás de cada paso para que en el momento que nos decidamos a cambiar la ROM, el proceso nos resulte más comprensible.

En primer lugar hay que proceder al desbloqueo OEM, algo que imponen los fabricantes por motivos de seguridad. Hay algunos fabricantes que apenas colocan restricciones, y siguiendo sencillos manuales, conectando el teléfono al ordenador por cable USB, podremos hacerlo en unos sencillos pasos. Otros fabricantes son muy restrictivos e impiden por completo este bloqueo, hasta el punto que hace necesario buscar un código de desbloqueo pagando por el mismo.

Modificando el Recovery para cambiar la memoria del teléfono ROM

junior_cinematic || Shutterstock

Esto es un paso opcional, dado que es posible flashear la nueva ROM desde el llamado “bootloader” (cargador de arranque). Los terminales Android tienen tres bloques en memoria: el “principal”, también conocido como “data”, donde esta todo el sistema Android; el “recovery” que está destinado a facilitar algunas operaciones más complejas desde el teléfono, como gestionar los bloques y formatear el teléfono, y el “bloque de arranque”, también conocido como “boot”, donde también se pueden hacer operaciones, pero más simples, exclusivamente desde un ordenador.

El problema es que si durante un flasheo en el “boot” el terminal deja de funcionar (por fallo en la batería por ejemplo), podemos introducir al terminal en un estado inestable, imposible de recuperar y listo para ir a la basura. Meter un nuevo “recovery” personalizado desde “boot” es una cuestión de un par de segundos sin riesgo alguno, en cambio flashear una ROM puede tardar varios minutos. A mayor tiempo más riesgo, y por ello, el procedimiento es muy delicado: en definitiva, es mejor hacer estos “flasheos” desde la “recovery” personalizada, donde el riesgo es nulo. Cabe mencionar en este punto una recovery personalizada muy popular llamada TWRP.

Instalando la nueva ROM

Una vez hayamos decidido cómo instalar la nueva ROM, el último paso consiste en hacerlo. Pero antes es necesario localizar una ROM compatible. Hay foros online especializados donde los desarrolladores comparten sus ROM personalizadas. Ejemplos populares de estas reciben el nombre de LineageOS, AOSP (una versión de Android sin adulterar, completamente limpia), OmniROM, NitrogenOS, entre otras.

Cada una aporta su granito de arena diferenciador y suelen ofrecer un impulso en el rendimiento significativo en comparación a la ROM por defecto que nos ofrece el fabricante.

Si, por ejemplo, contamos con un Samsung Galaxy S7, buscamos “samsung galaxy s7 lineageos” en Internet y la instalamos, esta es una ROM personalizada específica y destinada a este terminal.

Cuando compramos un teléfono móvil generalmente pocas veces surge la necesidad de ejecutar cambios significativos en el mismo. Al disponer de los últimos componentes del mercado, y considerando que el terminal está fresco y sin carga, su manejo suele resultar fluido, rápido y cómodo.

Pero conforme pasan los meses de uso, es posible que nos demos cuenta de que el rendimiento desmejora significativamente, tanto que muchos llegan a pensar que es necesario reparar el teléfono porque algo se ha dañado o insuficiente en recursos. Una de las opciones que mucha gente prueba es a cambiar la memoria del teléfono para ver si esto agiliza un poco el funcionamiento.

Pero como a veces este no es el problema, otros se decantan por cambiar piezas del teléfono como una batería nueva. Ninguna de estas opciones suele ser la más recomendable para conseguir un resultado eficaz y duradero. Por el contrario existe una alternativa mucho más sofisticada y que pocos se atreven a probar: cambiar la ROM del teléfono.

Cambiar la ROM: uno de los métodos más eficaces de reparar el teléfono y mejorar su rendimiento

YUTTANA HONGTANSAWAT || Shutterstock

Antes de explicar cómo cambiar la ROM, es importante entender qué es exactamente. Este concepto viene de Read Only Memory, es decir: memoria de solo lectura. Más concretamente, se trata de una memoria que queda almacenada en el teléfono de forma permanente en el núcleo del móvil (el sistema operativo) y solo se puede modificar con un proceso relativamente complejo al que se le denomina “flasheo”.

Hay que especificar que los terminales Apple no son “flasheables”, es decir que no se les puede cambiar su ROM. Por ello, este artículo va dirigido exclusivamente a los usuarios de Android, los cuales tienen muchísima más flexibilidad por la naturaleza “open source” de su sistema operativo.

El proceso consta generalmente de tres partes:

  1. Eliminar el bloqueo del fabricante, o lo que es lo mismo, hacer un desbloqueo OEM.
  2. Modificar el entorno de recuperación, también conocido como Recovery por una versión personalizada. Aunque esto no suele ser requisito imprescindible, como veremos más adelante
  3. Instalar la nueva ROM de preferencia.

Eliminando el bloqueo del fabricante

Como cada terminal es un mundo no vamos a explicar los pasos exactos, sino la teoría detrás de cada paso para que en el momento que nos decidamos a cambiar la ROM, el proceso nos resulte más comprensible.

En primer lugar hay que proceder al desbloqueo OEM, algo que imponen los fabricantes por motivos de seguridad. Hay algunos fabricantes que apenas colocan restricciones, y siguiendo sencillos manuales, conectando el teléfono al ordenador por cable USB, podremos hacerlo en unos sencillos pasos. Otros fabricantes son muy restrictivos e impiden por completo este bloqueo, hasta el punto que hace necesario buscar un código de desbloqueo pagando por el mismo.

Modificando el Recovery para cambiar la memoria del teléfono ROM

junior_cinematic || Shutterstock

Esto es un paso opcional, dado que es posible flashear la nueva ROM desde el llamado “bootloader” (cargador de arranque). Los terminales Android tienen tres bloques en memoria: el “principal”, también conocido como “data”, donde esta todo el sistema Android; el “recovery” que está destinado a facilitar algunas operaciones más complejas desde el teléfono, como gestionar los bloques y formatear el teléfono, y el “bloque de arranque”, también conocido como “boot”, donde también se pueden hacer operaciones, pero más simples, exclusivamente desde un ordenador.

El problema es que si durante un flasheo en el “boot” el terminal deja de funcionar (por fallo en la batería por ejemplo), podemos introducir al terminal en un estado inestable, imposible de recuperar y listo para ir a la basura. Meter un nuevo “recovery” personalizado desde “boot” es una cuestión de un par de segundos sin riesgo alguno, en cambio flashear una ROM puede tardar varios minutos. A mayor tiempo más riesgo, y por ello, el procedimiento es muy delicado: en definitiva, es mejor hacer estos “flasheos” desde la “recovery” personalizada, donde el riesgo es nulo. Cabe mencionar en este punto una recovery personalizada muy popular llamada TWRP.

Instalando la nueva ROM

Una vez hayamos decidido cómo instalar la nueva ROM, el último paso consiste en hacerlo. Pero antes es necesario localizar una ROM compatible. Hay foros online especializados donde los desarrolladores comparten sus ROM personalizadas. Ejemplos populares de estas reciben el nombre de LineageOS, AOSP (una versión de Android sin adulterar, completamente limpia), OmniROM, NitrogenOS, entre otras.

Cada una aporta su granito de arena diferenciador y suelen ofrecer un impulso en el rendimiento significativo en comparación a la ROM por defecto que nos ofrece el fabricante.

Si, por ejemplo, contamos con un Samsung Galaxy S7, buscamos “samsung galaxy s7 lineageos” en Internet y la instalamos, esta es una ROM personalizada específica y destinada a este terminal.