Música en 8D: canciones como nunca las habías escuchado

Cuando hablamos de música 8D podríamos estar pensando en algo parecido a ver películas en 3D pero con cinco dimensiones adicionales. Pero más que hablar de música en 8 dimensiones, lo más correcto sería decir que el objetivo que persigue esta nueva tecnología es ofrecer una música omnidireccional o, más concretamente, en 8 direcciones, semejante a lo que podemos observar en las direcciones de una brújula.

¿Qué es la música en 8D? Música en 8 dimensiones o direcciones

Como veníamos diciendo, si queremos definir qué es la música en 8D, es importante que expliquemos con más detalle la tecnología en el cual este se sustenta: el sistema Ambisonic B-format. Hablamos de un nuevo término que está marcando tendencia en estos últimos meses, especialmente gracias a la democratización de la realidad virtual por la comercialización de las diversas gafas VR, que encontramos en el mercado en la actualidad.

Es curioso porque esta tecnología ha venido desarrollándose desde hace más de cuatro décadas, y su objetivo principal era crear un formato de sonido conocido como “esfera completa”. Es decir, que es posible percibir de dónde viene el audio, en todos los sentidos posibles. Esta propuesta va mucho más allá de los clásicos surround con subwoofer como los 5.1 (5 altavoces y un SW) o los más avanzados 7.1 o 9.1 con siete y nueve altavoces respectivamente.

El principal problema de estos sistemas es que era necesario adaptar una pista de audio para cada uno de los canales y de los formatos (no siendo retrocompatibles los formatos con menos canales) y no solo provocando que la producción se encareciera significativamente, sino que además, los usuarios necesitaban contar con equipos específicos que lo soportasen. Lo más distendido, con diferencia, fue el sistema 5.1, muy común en muchos hogares.

Precisamente, la tecnología 9.1 prácticamente no ha visto la luz, y es casi imposible encontrar un producto multimedia que sea compatible con ella. Lo mismo ocurre con los amplificadores: solo existe un pequeño conjunto que lo soporta.

De hecho, el sistema Ambisonic solo requiere de cuatro canales en su modalidad más básica y con ello ya es posible alcanzar un grado superior de presencia al que ya conocíamos hasta la fecha con los sistemas surround clásicos.

¿En que consiste la música en 8D?

Si damos un salto desde la música en surround y nos dirigimos hacia una música ambiental, en todas direcciones posibles, parece como si pudiéramos prescindir definitivamente de la primera propuesta.

Aunque existen diferentes propuestas como la música 3D, que ya venían aplicándose en ciertas composiciones desde hace bastante tiempo, solo basta con mover el foco del audio, dando la impresión de espacio, la música en 8D va un paso más allá y la complejidad se incrementa significativamente.

Para explicar en que consiste la música en 8D es necesario conocer los principios básicos de grabación. El audio es algo esencialmente analógico y, aunque tenemos la capacidad de digitalizarlo con cierto nivel de precisión, es difícil atender a todas las propiedades del mismo. Más concretamente, hay que focalizarse en ciertas características del sonido que son las que lo dotan de “ambientalidad”, como son: la distancia al punto de grabación y la dirección exacta en un espacio tridimensional.

Más allá de la música 3D ¿Hasta dónde puede llegar esta tecnología?

No es solo una cuestión de jugar con el volumen de las pistas estéreo como venía dándose en la música 3D. Cuando nos fijamos en la señal de onda, solo podemos hacer referencia a variables en dos dimensiones: amplitud y frecuencia. Por ello la direccionalidad se “codifica” a un nivel microscópica de cada “nota”. Es decir, es necesario dotar de propiedades individuales a toda y cada una de las notas, o al menos a un conjunto pequeño de ellas para otorgar ese grado de direccionalidad.

Por ello se requiere una cantidad de trabajo muy importante para llegar a codificar todas las pistas de audio, de tal manera que podamos percibir, con unos auriculares, como el sonido es capaz de llegarnos desde diferentes lugares, ya no solo derecha e izquierda, sino nuestra parte superior o inferior. Pero el resultado, definitivamente, deleitará nuestros oídos y nos transportará a una nueva dimensión del sonido.

Cuando hablamos de música 8D podríamos estar pensando en algo parecido a ver películas en 3D pero con cinco dimensiones adicionales. Pero más que hablar de música en 8 dimensiones, lo más correcto sería decir que el objetivo que persigue esta nueva tecnología es ofrecer una música omnidireccional o, más concretamente, en 8 direcciones, semejante a lo que podemos observar en las direcciones de una brújula.

¿Qué es la música en 8D? Música en 8 dimensiones o direcciones

Como veníamos diciendo, si queremos definir qué es la música en 8D, es importante que expliquemos con más detalle la tecnología en el cual este se sustenta: el sistema Ambisonic B-format. Hablamos de un nuevo término que está marcando tendencia en estos últimos meses, especialmente gracias a la democratización de la realidad virtual por la comercialización de las diversas gafas VR, que encontramos en el mercado en la actualidad.

Es curioso porque esta tecnología ha venido desarrollándose desde hace más de cuatro décadas, y su objetivo principal era crear un formato de sonido conocido como “esfera completa”. Es decir, que es posible percibir de dónde viene el audio, en todos los sentidos posibles. Esta propuesta va mucho más allá de los clásicos surround con subwoofer como los 5.1 (5 altavoces y un SW) o los más avanzados 7.1 o 9.1 con siete y nueve altavoces respectivamente.

El principal problema de estos sistemas es que era necesario adaptar una pista de audio para cada uno de los canales y de los formatos (no siendo retrocompatibles los formatos con menos canales) y no solo provocando que la producción se encareciera significativamente, sino que además, los usuarios necesitaban contar con equipos específicos que lo soportasen. Lo más distendido, con diferencia, fue el sistema 5.1, muy común en muchos hogares.

Precisamente, la tecnología 9.1 prácticamente no ha visto la luz, y es casi imposible encontrar un producto multimedia que sea compatible con ella. Lo mismo ocurre con los amplificadores: solo existe un pequeño conjunto que lo soporta.

De hecho, el sistema Ambisonic solo requiere de cuatro canales en su modalidad más básica y con ello ya es posible alcanzar un grado superior de presencia al que ya conocíamos hasta la fecha con los sistemas surround clásicos.

¿En que consiste la música en 8D?

Si damos un salto desde la música en surround y nos dirigimos hacia una música ambiental, en todas direcciones posibles, parece como si pudiéramos prescindir definitivamente de la primera propuesta.

Aunque existen diferentes propuestas como la música 3D, que ya venían aplicándose en ciertas composiciones desde hace bastante tiempo, solo basta con mover el foco del audio, dando la impresión de espacio, la música en 8D va un paso más allá y la complejidad se incrementa significativamente.

Para explicar en que consiste la música en 8D es necesario conocer los principios básicos de grabación. El audio es algo esencialmente analógico y, aunque tenemos la capacidad de digitalizarlo con cierto nivel de precisión, es difícil atender a todas las propiedades del mismo. Más concretamente, hay que focalizarse en ciertas características del sonido que son las que lo dotan de “ambientalidad”, como son: la distancia al punto de grabación y la dirección exacta en un espacio tridimensional.

Más allá de la música 3D ¿Hasta dónde puede llegar esta tecnología?

No es solo una cuestión de jugar con el volumen de las pistas estéreo como venía dándose en la música 3D. Cuando nos fijamos en la señal de onda, solo podemos hacer referencia a variables en dos dimensiones: amplitud y frecuencia. Por ello la direccionalidad se “codifica” a un nivel microscópica de cada “nota”. Es decir, es necesario dotar de propiedades individuales a toda y cada una de las notas, o al menos a un conjunto pequeño de ellas para otorgar ese grado de direccionalidad.

Por ello se requiere una cantidad de trabajo muy importante para llegar a codificar todas las pistas de audio, de tal manera que podamos percibir, con unos auriculares, como el sonido es capaz de llegarnos desde diferentes lugares, ya no solo derecha e izquierda, sino nuestra parte superior o inferior. Pero el resultado, definitivamente, deleitará nuestros oídos y nos transportará a una nueva dimensión del sonido.